Timidez: la difícil tarea de romper el hielo
O: ¿Cómo evitar ponerte nervioso ante una mujer que te gusta?
Romper el hielo es, tal vez, la fase más complicada al inicio de una relación, o, incluso, antes de que ésta comience. Mucho más, si vienes de años de relación estable y, por cualquier motivo, ahora te ves obligado a salir a las pistas de las conquistas otra vez. Y mucho más complicado será, si eres una persona introvertida. Póntelo en la cabeza: o derrites esa capa de hielo o las cosas –y esa mujer que tanto te gusta- se van al demonio. Estas son las inquietudes más frecuentes que tienen los hombres a la hora de romper o derretir el hielo que suele acompañar a las mujeres en las primeras instancias. ¿Cómo puede hacer un hombre tímido para superar los nervios que le impiden aproximarse a una mujer? La respuesta es empezar con calma. No te preocupes por lo que los demás están haciendo o por lo que puedan pensar. Simplemente sal de tu casa y ve, por ejemplo, al centro comercial. Entra en cada tienda y platica con cada mujer que te venga a atender. No te preocupes por el aspecto, el estado civil o cualquier otra cosa. Sólo practica. En un principio, deja que las mujeres inicien las conversaciones. Cuanto te digan “Puedo ayudarlo en algo”, contesta “Sí, me encantaría. Estoy buscando diversión, paz y una novia millonaria. ¿Tienes algo de eso por aquí?” Dilo con cara de piedra, justo como tu comediante favorito lo haría. Una vez que hayas hecho esto unas 20 veces, reflexiona acerca de lo que has aprendido. Piensa en lo que lo que ha funcionado y en lo que no. Recuerda las conversaciones que surgieron a raíz de tus simpáticos comentarios. A continuación tómate un breve descanso, camina hacia alguna gran tienda, y vaporiza un poco de colonia en cada una de tus muñecas. En la derecha prueba con un poco de D&G´s de “Dolce & Galbana”, y en la izquierda “Acqua Di Gio” de Armani. Luego, entra en otras veinte tiendas. Esta vez, trata de hacer contacto ocular directo con la primer mujer que veas trabajando, y sostén la mirada hasta que comience a hablarte o mire hacia otro lado. Acércate a ella y dile: “Hola, necesito una opinión femenina sobre algo. ¿Cuál de estas dos colonias te gusta más?” Cuando ella haya elegido una, menea tu cabeza y mírale con cara desconcertada, y señala: “¿En serio?” Luego, con una pequeña sonrisa en la boca, agrega: “¿Por qué te gusta más? Quiero ser como un imán para las mujeres, así que dime lo que estás pensado.” Si haces esto del modo que ha sido descrito, habrás “empezado”. A partir de aquí, tienes una experiencia base sobre la cual trabajar y progresar. A propósito, si quedas prendado de alguna de estas señoritas, siéntete libre de decirle: “Me tengo que ir. ¿Tienes un e-mail?”
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